A horcajadas en su teoría, el doctor lanzábase audazmente por aquellas regiones, desarrollando una temible lógica á la que yo intentaba resistir en vano.
—He dado á mi cuerpo el nombre de Psychon, concluyó; ya comprende por qué. Mañana intentaremos una experiencia: licuaremos el pensamiento. (El doctor me agregaba, como se ve, á sus experimentos, y me guardé bien de rehusar). Después calcularemos si es posible realizar su oclusión en algún metal, y acuñaremos medallas psíquicas. Medallas de genio, de poesía, de audacia, de tristeza... Luego determinaremos su sitio en la atmósfera, llamando "psicósfera", si se permite la expresión, á la capa correspondiente... Hasta mañana á las dos, entonces, y veremos lo que resulta de todo esto.
A las dos en punto estábamos en obra.
El doctor me enseñó su nuevo aparato. Consistía en tres espirales concéntricas formadas por tubos de cobre y comunicados entre sí. El gas desembocaba en la espiral exterior, bajo una presión de seiscientas cuarenta y tres atmósferas, y una temperatura de -136° obtenida por la evaporación del etileno según el sistema circulatorio de Pictet; recorriendo las otras dos serpentinas, iba á distenderse en la extremidad inferior de la espiral interna,