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EL ORIGEN DEL DILUVIO

carbono engendró titano y zirconio; el azufre, selenio y teluro...

Los océanos fueron ya de agua, el agua de la luna periódicamente exaltada hacia su origen por la armónica dilatación de las mareas. La atmósfera se había vuelto de aire semejante al nuestro, aunque saturado de ácido carbónico.

Ningún ser vivo quedaba de la anterior creación. Hasta sus huellas hablan sido destruidas. Pero los vapores de la luna trajeron consigo gérmenes vivificantes, que el nuevo estado de la tierra fué llamando lentamente á la existencia.

El mar se cubrió de vidas rudimentarias. La costra sólida pululó de hierbas, y el dominio de éstas duró una edad.

Pero yo no sabría repetir el enorme proceso. Réstame decir que los primeros seres humanos fueron organismos del agua; monstruos hermosos, mitad pez, mitad mujer, llamados después sirenas en las mitologías. Ellos dominaban el secreto de la armonía original, y trajeron al planeta las melodías de la luna que encerraban el secreto de la muerte.

Fueron blancos de carne como el astro materno: y el sodio primitivo que saturaba su nuevo elemento de existencia, al engendrar de sí los me-