invasión del elemento líquido. El agua tuvo intervención de otro modo.
Ahora bien, es sabido que los cuerpos, bajo ciertas circunstancias, pueden variar sus caracteres específicos hasta perderlos casi todos con excepción del peso; y esto es lo que recibe el nombre de alotropía. El ejemplo clásico del fósforo rojo y del fósforo blanco, debe ser recordado aquí: el blanco es ávido de oxígeno, tóxico y funde á los 44º; el rojo es casi indiferente al oxigeno, inofensivo é infusible, sin contar otros caracteres que acentúan la diferencia. Sin embargo, son el mismo cuerpo. Podría citarse además el diamante y el carbón, para no hablar de las diversas especies de hierro, de plata, que son también estados alotrópicos.
Nadie ignora, por otra parte, que el calor multiplica las afinidades de la materia, haciendo posibles, por ejemplo, las combinaciones del ázoe y del carbono con otros cuerpos, cosa que no sucede á la temperatura ordinaria; y conviene recordar además, que basta la presencia en un cuerpo de partículas pertenecientes á algunos otros, para cambiar sus propiedades ó comunicarles nuevas—siendo particularmente interesante á este respecto lo que sucede al aluminio puesto en contacto por choque, con el mercurio; pues basta eso para que se oxide en seco, descomponga el agua y sea