Página:La vuelta de Martin Fierro - Jose Hernandez (2ed).pdf/45

Esta página ha sido corregida
44
LA VUELTA DE MARTIN FIERRO
Á OTRO

Dende la anterior remesa
Vos andás medio perdido;
La antoridá no ha podido
Jamas hacerte votar,—
Cuando te mandan llamar
Te pasás á otro partido.

Á OTRO

Vos siempre andas de florcita,
No tenés renta ni oficio;
No has hecho ningun servicio,
No has votado ni una ves—
Marchá.... para que dejés
De andar haciendo perjuicio.

Á OTRO

Dame vos tu papeleta
Yo te la rvy á tener.—
Esta queda en mi poder
Despues la recogerás—
Y ansi si te resertás
Todos te pueden prender.

Á OTRO

Vos porque sos ecetuao
Ya te queres sulevar;
No vinistes á votar
Cuando hubieron eleciones—
No te valdrán eseciones.
Yo te voy á enderezar.»


Y á este por este motivo
Y á otro por otra razon,
Toditos, en conclusion,
Sin que escapára ninguno,
Fueron pasando uno á uno
A juntarse en un rincon.

Y allí las pobres hermanas,
Las madres y las esposas
Redamaban cariñosas
Sus lágrimas de dolor;
Pero gemidos de amor—
No remedian estas cosas.

Nada importa que una madre
Se desespere ó se queje—
Que un hombre á su mujer deje
En el mayor desamparo;
Hay que callarse, ó es claro,
Que lo quiebran por el eje.

Dentran despues á empeñarse
Con este ó aquel vecino;
Y como en el masculino,
El que menos corre, vuela—
Dehen andar con cautela
Las pobres me lo imagino.

Muchas al Juez acudieron,
Por salvar de la jugada;
El les hizo una cuerpiada,
Y por mostrar su inocencia,
Les dijo: «tengan pacencia
«Pues yo no puedo hacer nada.»

Ante aquella autoridá
Permanecian suplicantes—
Y despues de hablar bastante
«Yo me lavo, dijo el Juez,
«Como Pilatos los piés,
«Esto lo hace el Comendante.»

De ver tanto desamparo
El corazon se partia—
Habia madre que salia
Con dos, tres hijos ó mas—
Por delante y por detras
Y las maletas vacias.

Donde irán, pensaba yo,
A perecer de miseria;
Las pobres si de esta feria
Hablan mal, tienen razon;
Pues hay bastante materia
Para tan justa aflicion.


26


Cuando me llegó mi turno
Dige entre mi «ya me toca»—
Y aunque mi falta era poca
No sé porque me asustaba,
Les asiguro que estaba
Con el Jesus en la boca.—

Me dijo que yo era un vago
Un jugador, un perdido,
Que dende que fi al partido
Andaba de picaflor—
Que habia de ser un bandido
Como mi ante sucesor.

Puede que uno tenga un vicio,
Y que de él no se reforme,—
Mas naides está conforme
Con recebir ese trato:
Yo conocí que era el ñato
Quien le había dao los informes.