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LA VUELTA DE MARTIN FIERRO

Llora la pobre aflijida,
Pero el indio en su rigor
Le arrebató con furor
Al hijo de entre sus brazos,
Y del primer rebencazo
La hizo crugir de dolor.

Que aquel salvage tan cruel
Azotándola seguia,—
Mas y mas se enfurecia
Cuanto mas la castigaba,
Y la infeliz se atajaba
Los golpes como podia.

Que le gritó muy furioso
«Confechando no querés»
La dió vuelta de un reves
Y por colmar su amargura,
A su tierna criatura
Se la degolló á los pies.—

Es increible, me decia,
Que tanta fiereza esista—
No habrá madre que resista,
Aquel salvage inclemente
Cometió tranquilamente
Aquel crimen á mi vista.—

Esos horrores tremendos
No los inventa el cristiano—
Ese bárbaro inhumano,
Sollozando me lo dijo,
«Me amarró luego las manos
Con las tripitas de mi hijo»


9


De ella fueron los lamentos
Que en mi soledá escuché—
En cuanto al punto llegué
Quedé enterado de todos
Al mirarla de aquel modo
Ni un instante tutubié.

Toda cubierta de sangre
Aquella infeliz cautiva,
Tenia dende abajo arriba
La marca de los lazazos,—
Sus trapos hechos pedazos
Mostraban la carne viva.

Alzó los ojos al cielo
En sus lágrimas bañada,
Tenia las manos atadas
Su tormento estaba claro;
Y me clavó una mirada
Como pidiéndome amparo.

Yo no sé lo que pasó
En mi pecho en ese istante,
Estaba el indio arrogante
Con una cara feroz:
Para entendernos los dos
La mirada fué bastante.

Pegó un brinco como gato
Y me ganó la distancia—
Aprovechó esa ganancia
Como fiera cazadora—
Desató las boliadoras
Y aguardó con vigilancia.

Aunque yo iba de curioso
Y no por buscar contienda,
Al pingo le até la rienda,
Eché mano dende luego,
éste que no yerra fuego,
Y ya se armó la tremenda.

El peligro en que me hallaba
Al momento conoci—
Nos mantubimos ansi,
Me miraba y lo miraba;
Yo, al indio le desconfiaba
Y él me desconfiaba á mi.

Se debe ser precabido
Cuando el indio se agasape—
En esa postura el tape
Vale por cuatro ó por cinco—
Como tigre es para el brinco
Y fácil que á uno lo atrape.

Peligro era atropellar
Y era peligro el jüir;
Y mas peligro seguir
Esperando de este modo,
Pues otros podian venir
Y carniarme alli entre todos.

A juerza de precaucion
Muchas veces he salvado,
Pues en un trance apurado
Es mortal cualquier descuido—
Si Cruz hubiera vivido
No habria tenido cuidado.

Un hombre junto con otro
En valor y en juerza crece—
El temor desaparece,
Escapa de cualquier trampa—
Entre dos, no digo á un pampa,
A la tribu si se ofrece.—

En tamaña incertidumbre
En trance tan apurado,
No podia por decontado
Escaparme de otra suerte,
Sinó dando al indio muerte
O quedando alli estirado.