Página:La voz del Nilo (1915).djvu/39

Esta página ha sido corregida
— 35 —

CAFÉS

Camino de la Ciudadela cruzamos un barrio lleno de cafés árabes. Mesas roñosas, cubiertas de naipes y rodeadas de jugadores ; alacenas mostrando los narguillés y las cafeteras ; por todas partes la misma decoración, sin más lujo que el de un farol colocado en el centro ; he ahí todo. Los árabes fuman, con las piernas cruzadas a la oriental, sobre cojines crinosos. Los jugadores están sobre bancos rústicos. En alguna puerta resuenan los cantos de un châ'ir, y se le oye con religioso silencio ; en algunos interiores, se ven, a través de los vidrios, mohahditins relatantes de historias maravillosas.

Son los herederos de los rawias, que iban de tribu en tribu y de corte en corte recitando, entre reyes y vasallos, las kasidas del amor y de la guerra. Eefiere la tradición que el poeta Mabed, camino de la Meca, llegó sediento a pedir socorro de una tribu. Un negro que llevaba el odre sobre el hombro le negó agua ; y el peregrino se acostó desolado, entonando uno de sus poemas. Entonces el sakka, prosternándose, le ofreció todo su odre y rogóle le permitiera seguirlo, pues él se encargaría siempre de