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los miembros entre lágrimas y lamentos. Detenida por los lotos flotantes de la ribera, halló la cabeaa. Cuando Isis la besó, los ojos del muerto se abrieron, y un rayo de luz de sus pupilas hirió el corazón de la mujer, que engendró a Horo. El hijo venga más tarde la muerte del padre. Sel; Tifón es aprisionado. La madre abraza a Horo sobre el arca fúnebre. Los dioses asisten al milagro. Isis toca los restos con el loto divino. Horo, con el áspid real, y en nombre del amor, junta sus manos ante la cruz, que grabada sobre el plano del mundo señala con su cúspide el camino de la vida futura. Entonces el dios, resucitando, se vuelve el Espíritu Infinito y resplandece como señor de todas las verdades : Isis tiembla a su lado, se abate sobre su pecho, siente sus flancos convertidos en alas, y asciende al cielo con el esposo. Esta leyenda se vincula con la existencia del Sol mismo, que muere y resucita, y es Osiris, y abarca en su prosecución a la fertilidad de la tierra, que hace renacer las mieses.

El hombre sigue en todo la suerte del héroe. y la representación del drama infundía a los creyentes la esperanza de ser, al fin, parte de Osiris, venciendo con la fórmula del Libro de los Muertos a los espíritus del mal, hasta fun-