Página:La voz del Nilo (1915).djvu/227

Esta página ha sido corregida
— 223 —

risa llena de majestad y dulzura ! Observadlo atentamente y se la sorprenderéis. Quién sabe si no se mezcla en su expresión una piadosa ironía al contemplar a los hombres. Yace la estatua como derribada por el rayo, único poder que pudo herirla ; su juventud es eterna, y tiene cuarenta siglos. El hombre de hoy pasa, semejante a las sombras de las palmeras reflejadas en los estanques vecinos : el agua se seca y ellas se borran cual perdiéndose en las entrañas de la tierra... Al fin del bosque hay otra aldea : Mit-Eahiné. A su pie brilla una planicie vasta, abierta por el arado, riente al sol con la verdura ondulante de sus trigos. Cruzándola, vemos desde un viaducto surgir de pronto la necrópolis de Sakara. A un lado, el oasis tiende sus praderas, sus lagunas, sus árboles : bruscamente, al otro, aparecen arenosas colinas. La línea divisoria es neta ; se pasa del trigo al plenoi desierto, como de la playa al mar. Trepamos a las colinas, y se dibuja infinita la estéril sabana blanca. Sobre ella surge el más viejo monumento del mundo, la pirámide de Zosir. Obscura, con sus cuatro inmensas gradas que llevan a su cúspide, teniendo otras dos enterradas entre escombros, levanta sus tres caras calcáreas cubiertas de arena. Y así, con ese polvo fino que el viento deposita en intersticios y salientes,