Hotep hay decoraciones donde Amón y Horus la purifican en una barca. Y aparecen varios personajes, y los detalles son tan minuciosos, que se ven aves de sacrificio, casi microscópicas, con cuerpos de piedras preciosas. En los brazaletes de fondo de lapislázuli surgen figuras de dioses, bajo alas de ibis, confundidas con esfinges. En los collares, los lotos sostenidos en las cruces de la vida, y las leyendas en jeroglíficos, mézclanse a leones, antílopes y chacales. Estas joyas se han encontrado en los sepulcros, pues acompañaban a las mujeres en sus petri- ficados sueños. Su pesada ornamentación, su espíritu religioso, sus inscripciones votivas, los cartones de los reyes quizás amados, les infunden un carácter singular, y se evoca a los cuerpos ornándose de collares, brazaletes y anillos, para dar a la hierática rigidez un soplo de gracia arcaica.
Después del derroche de oro, materias preciosas y pedrerías, vuelven a aparecer las momias : es todo un pueblo perpetuado. Los ataúdes se esculpen con formas humanas,- y hay algunos que se convierten en un retrato del muerto. Otros brillan envueltos en las alas de Nepthys, que son torbellinos de rayos de sol transformados en una palpitación de alas. La reina Makeré dibújase con su cofia colosal, hecha de una re-