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tente cuerpo, lo accesorio : los monumentos, desde aquella, parecían erguirse, aspirando a la inmensidad del cielo... Mas la destrucción trabajaba lo mismo en la noche y en el día. Pensó que la lenta degradación comía lentamente la sombra y que para no tenerla es necesario desaparecer del todo. ¡ Ah ! la sombra no es la forma de la muerte, entonces, desde que la muerte es su enemiga. Y volvió con nuevo afán a querer conservar la suya, cual si fuese su alma ; pero con más furor lo poseyó la idea de que la muerte deseaba anonadarla. El quería oírla antes de que se fuera, y saber si la sombra, frente a la muerte triunfante, se evaporaba del todo cual pasajeramente bajo el sol del mediodía ; o si, resucitando en lo infinito, viajaba brillante como la estrella y la nube, sus hermanas, en los espejos y en las aguas... Su alegría se extinguió para siempre. La risa le hubiese sorprendido como un grito despertando los ecos de una casa deshabitada. Quiso un día escribir a un santón para que lo libertase de sus cavilaciones, y se detuvo, viendo la sombra de su mano sobre los caracteres. Al fin, se murió pensando en la luz invisible que la mente concibe. Y si esa luz tiende proyecciones indefinibles de las impalpables almas, quién sabe si Kiram no anda persiguiensin cesar con nuestra propia sombra !