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EL VINO MILAGROSO DE LA COPA ENCANTADA

En el banquete se sirvió el zumo de una viña cultivada entre árboles secos, para no privar a los pámpanos de sol. Las redes asaltantes, entrelazándose a los troncos desnudos, les fingían hojas. La brisa divertíase trayendo en la ondulación de sus alas las querellas del río cercano. Después, arrancándole al verde manto leves voces, y confundiéndolas al recuerdo de las del agua, daba a los árboles muertos la ilusión de una armoniosa vida.

El viñedo, estremecido, acompañaba bien las humanas penas con sus rumores, y algún poeta le llamó la fuente. No la fuente que con gotas cristalinas adormece la sed en los labios y despierta en las almas vagos anhelos ; era fuente de sombra, vibrante como una arpa ; y la sombra es bendita cuando el pasajero, bajo el sol a plomo, no ve la suya sobre la tierra. Así, gratamente se acogían al amor de los pámpanos los que iban de la tribu de los kindahs a la tri-