(; XXXIV ) manejado es los últimos tiempos varios ra- mos de hacienda 1 públiea; que se cuidase de redimir los joros vendidos al quitar vol- viendo el precio de su enagenacion ; y se prohibiera al monarca hacer donaciones de bienes que no hubiesen venido á su poder, y menos de los que hubiese pedixáo , coma: pertenecientes á la corona real , sin haberse aun pronunciado sentencia contra los po- seedores; en fin, que se estableciesen quan- tas reglas podía dictar la sana política, amaes- trada con los recientes males y desengaños,' para impedir que ea lo sucesivo se re- pitiesen. r Y nó es posible oinitir dos observacio- nes, que saltan á la vista det menos refle- xivo apénas lea los anteriores capítulqs: una de ellas es que la nación española tiene la gloria de haber sido la priihéra que mostró á la Europa tener una 7 cabal idea de monar- quía templada , en que sé contrapesen toa- das Jas clases y autoridades del estado; y esto en una- época eñ que la Francia, que quiere titularse maestra en ciencia política, habia ya casi perdido la memoria de sus Es- t-ados generales % y en que Inglaterra ¿ con
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