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CALDERON

A cosas grandes, y dijo: — «¡Que en la república inquieta
De las aves también haya quien les jure la obediencia!
En llegando á este discurso, mis desdichas me consuelan,
Pues, por lo menos, si estoy sujeto, lo estoy por fuerza;
Porque voluntariamente á otro hombre no me rindiera.»
Viéndole ya enfurecido con esto, que ha sido el tema
De su dolor, le brindé con la pócima, y apenas
Pasó desde el vaso al pecho el licor, cuando las fuerzas
Rindió al sueño, discurriendo por los miembros y las venas
Un sudor frió, de modo que, á no saber yo que era
Muerte fingida, dudara de su vida. En esto llegan
Las gentes de quien tú fias el valor de esta experiencia;
Y, poniéndole en un coche, hasta tu cuarto le llevan,
Donde prevenida estaba la majestad y grandeza
Que es digna de su persona. Allí en tu cama le acuestan,
Donde, al tiempo que el letargo haya perdido la fuerza.
Como á tí mismo, señor, le sirvan, que así lo ordenas.
Y si haberte obedecido te obliga á que yo merezca
Galardón, sólo te pido (perdona mi inadvertencia)
Que me digas ¿ Qué es tu intento, trayendo desta manera
A Segismundo á palacio?
BAS. Clotaldo, muy justa es esa
Duda que tienes, y quiero sólo á tí satisfacerla.
A Segismundo, mi hijo, el influjo de su estrella
(Bien lo sabes) amenaza mil desdichas y tragedias:
Quiero examinar si el Cielo, que no es posible que mienta,
Y más habiéndonos dado de su rigor tantas muestras.
En su cruel condición, ó se mitiga ó se templa
Por lo menos; y, vencido, con valor y con prudencia.
Se desdice; porque el hombre predomina en las estrellas.
Esto quiero examinar, trayéndole donde sepa
Que es mi hijo, y donde haga de su talento la prueba.
Si magnánimo la vence, reinará; pero, si muestra
El ser cruel y tirano, le volveré á su cadena.
Ahora preguntarás que, para aquesta experiencia,
¿Qué importó haberle traído dormido desta manera?
Y quiero satisfacerte, dándote á todo respuesta.
Si él supiera que es mi hijo hoy, y mañana se viera
Segunda vez reducido á su prisión y miseria.
Cierto es de su condición que desesperara en ella;
Porque, sabiendo quién es, ¿Qué consuelo habrá que tenga?
Y así he querido dejar abierta al daño la puerta
Del decir que fué soñado cuanto vio. Con esto llegan