Página:La venida del mesias en gloria y magestad - Tomo I.djvu/97

Esta página ha sido corregida
16
LA VENIDA DEL MESIAS

atribuyen á Orígenes, hombre por otra parte grande y célebre por su sabiduría y santidad de vida, parece cierto que no tuvieron otro principio. Siendo joven tuvo la desgracia de entender y practicar en sí mismo un testo del evangelio; no digo ya según su sentido obvio y literal, que esto es falsisimo; sino en un sentido grosero, ridiculo, ajeno del espiritu del evangelio, y de la letra misma, que no dice ni aconseja tal cosa. Como esta mala inteligencia le costó cara, empezó desde luego á mirar con otros ojos la Escritura; inclinando siempre su inteligencia, no ya á lo que decia, sino á alguna cosa muy distante, que no decia. Casi cada palabra debia tener otro sentido oculto, que era preciso buscar ó adivinar: y la Escritura en sus manos no era ya otra cosa mas que un libro de enigmas.

22. Alegaba para esto el testo de S. Pablo: porque la letra mata; y el espíritu vivifica[1]: el cual entendía del mismo modo, y con la misma grosería como había entendido aquel otro: hay castrados que á si mismos se castraron por amor del reino de los cielos[2]. Fundado en un principio tan falso, como era la inteligencia de la letra mata; ¿qué maravilla que errase? Maravilla hubiera sido lo contrario; como lo es que sus errores no fuesen mas y mayores de los que se hallan en sus escritos: si acaso son suyos y no prestados, por los infinitos enemigos que tuvo, todos los errores que corren en su nombre, que esto no está todavía bien decidido.

23. Este ejemplar que pongo de Origenes, lo podéis aplicar sin temor á todos cuantos han errado en la espocicion de la Escritura, ó contra alguna verdad de la Escritura, que, estos son los errores de que aquí hablamos, sean estos antiguos ó modernos, sean de santos ó no lo sean. Si erraron contra alguna verdad de la Escritura, este error parece que no podía nacer sino de dos principios: ó porque dejaron el sentido literal de aquel lugar, en cuya inteligen-

  1. Littera enim occîdit, spirítus autem vivificat.—2 ad Cor. iii, 6.
  2. Sunt enim eunuchi qui seipsos castraverunt propter regnum c{{sust:oe}}lorum.—Mat. xix, 12.