Por tanto debo esperar de la benignidad de vuestro dulcísimo corazon, que no desechareis este pequeño obsequio que os ofrece mi profundo respeto, mi agradecimiento, mi amor, mi deseo intenso de algun servicio á mi buen Señor, como quien me ha alcanzado misericordia para serle fiel[1].
Si como yo lo deseo, y me atrevo á esperarlo, se siguiese de aquí algun verdadero bien, todo él lo ofrezco humildemente á vuestra gloria, y lo pongo junto conmigo á vuestros pies: y en este caso pido, Señor, con la mayor instancia, vuestra soberana proteccion; de la cual tengo tanta mayor necesidad, cuanto temo, no sin fundamento, grandes contradiciones, y cuanto soy un hombre oscuro e incógnito, sin gracia ni favor humano; antes confundido con el polvo, y en cierto modo contado con los malvados[2].Me reconozco, no ostante, y me confieso por vuestro siervo, aunque indigno é inútil, &c.
- ↑ Tamquam misericordiam cousequtus à Domino, ut sim fidelis.— 1 ad Cor. vii, 25.
- ↑ Reputatus inter iniquos.—Vide Isai, liii, 12.