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JUICIO ACERCA DE ESTA OBRA

tre las verdades de fe, no habiéndose sancionado por la infalible autoridad de la Iglesia santa. Todo lo cual persuade y declara bien el autor en el discurso de su obra.

En virtud de estas reflexiones se tranquiliza por esta parte mi espíritu, y solo tiene que luchar con el profundo respeto, que le merecen unos doctores á todas luces tan venerables. Pero habiendo aprendido de ellos mismos, y entre otros de S. Augustin, que solo á los divinos libros y á la decision de la santa Iglesia se debe dar un asenso ilimitado, rendido y absoluto; bien se podrá sin temeridad examinar el sistema del autor, aunque contrario á estos sábios doctores, y ver si el aparato de las pruebas y de los testimonios que alega en favor de su sentencia, merece nuestra aprobacion ó nuestra censura, y esto es lo que voy á ejecutar en cumplimiento del mandado de V. S.

Dos puntos capitales, entre muchos otros de menor consideracion, son el fondo y la clave del sistema de ben-ezra. El primero es, que Jesucristo ha de venir á nuestro globo con todo el aparato de magestad y gloria que nos describen los libros divinos, no solo para dar en él la sentencia definitiva sobre todos los hijos de Adan, sino tambien para reinar en este mundo antes que llegue el tiempo de esta sentencia, para ser conocido á una de todas las naciones de la tierra, y para que haya una época feliz en nuestro globo en que todos sus habitantes, capaces de razon, conozcan y adoren á Jesucristo por Hijo de Dios vivo, y de consiguiente á su Padre que nos le envió para nuestra salud, con todos los demas misterios que enseña