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EN GLORIA Y MAGESTAD

esto es, con los Profetas, con los Salmos, con los Evangelios, con S. Pablo, y con el Apocalipsis. Después de todas las diligencias que me ha sido posible practicar, yo os aseguro, amigo, que hasta aora no be podido hallar otra cosa cierta, sino una grande admiracion, y junto con ella un verdadero desengaño.

63. Para que podamos proceder con algún órden y claridad en un asunto tan grave, y al mismo tiempo tan delicado, vamos por partes. Tres puntos principales tenemos que observar aquí; y esta observacion la debemos hacer con tanta exactitud y prolijidad, que quedémos perfectamente enterados en el conocimiento de esta causa; y por consiguiente en estado de dar una sentencia justa. Lo primero pues, debemos examinar si la Iglesia ha decidido algo, ó ha hablada alguna palabra sobre el asunto. Este conocimiento nos es necesario, antes de todo, para poder pasar adelante: pues la mas mínima duda que sobre esto quedase, era un impedimento gravísimo, que nos debia detener el paso. Lo segundo, debemos conocer perfectamente las diferentes clases que ha habido de Milenarios; lo que sobre todos ellos dicen los doctores; su modo de pensar en impugnarlos; y las razones en que se fundan para condenarlos á todos. Lo tercero en fin, debemos proponer fielmente lo que nos dicen los mismos doctores, y el modo con que procuran desembarazarse de aquella grande y terrible dificultad, que fué la que dio ocasion, como tambien dicen, al error de los Milenarios: esto es, la esplicacion que dan, ó pretenden dar al capitulo veinte del Apocalipsis. Al exámen de estos tres puntos se reduce esta disertacion.

64. Pero antes de llegar á lo mas inmediato, permitidme, amigo, que os pregunte una cosa, que ciertamente ignoro: es á saber: ¿si entre tantos doctores antiguos y modernos, que han escrito contra los Milenarios, tenéis noticia de alguno que haya tratado este punto plenamente y á fondo? Verosímilmente me citareis entre los antiguos, á S. Dionisio Alejandrino, á S. Epifanio, á S. Jerónimo, á S. Agustin; y entre los modernos á Suarez, Belarmino, Cano,