yectorias de los planetas, hecha luego por Newton (1687), fué el coronamiento del sistema copernicano.
Los círculos de Copérnico y las elipses de Keplero son lo que la ciencia actual llama una exposición cinemática o foronómica de las trayectorias, esto es, una fórmula matemática de los movimientos, sin indicar las causas y conexiones que producen justamente esos movimientos. La concepción causal de las leyes del movimiento es el contenido de la dinámica o cinética, fundada por Galileo. Newton ha aplicado esta teoría a los movimientos de los cuerpos celestes, y, por medio de una genial interpretación de las leyes de Keplero, ha introducido el concepto de causa, como fuerza mecánica, en la astronomía. La ley newtoniana de la atracción o gravitación universal demostró su superioridad sobre las viejas teorías, explicando todas las desviaciones de las leyes de Keplero, las anomalías o perturbaciones de las trayectorias, que habían sido descubiertas, entre tanto, por el arte, cada vez más refinado, de la observación.
Esta concepción dinámica de los procesos de movimiento en el espacio cósmico hizo necesaria una acepción más precisa y aguda de las suposiciones acerca del espacio y el tiempo. Newton es el primero que formula explícitamente esos axiomas; por lo cual puede llamarse teoría newtoniana del espacio y del tiempo a las proposiciones que han venido valiendo hasta Einstein. Para su inteligencia, es indispensable ver claramente los conceptos fundamentales de la mecánica, y ello desde un punto de vista que, por lo general, descuidan los libros elementales. Ese punto de vista pone en primer plano la cuestión de la relatividad. Vamos, pues, ante todo, a explicar los más sencillos hechos, definiciones y leyes de la mecánica.