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La teoría de la relatividad de Einstein.

el mismo proceso en el sistema A. Todas las vibraciones atómicas, y aun el curso mismo de la vida, deben comportarse como los relojes; si, pues, A y B son hermanos gemelos, será B, a la vuelta de su viaje, más joven que A. En realidad, es ésta una conclusión extraña, pero que ninguna interpretación capciosa puede evitar. Hay que conformarse, como hace algunos siglos hubieron de conformarse los hombres con los antípodas cabeza abajo; como se trata, según lo demuestra la fórmula [69], de un efecto del segundo orden, difícilmente podrán deducirse de él consecuencias prácticas.

Al ponernos en guardia contra este resultado, y al llamarlo paradoja, no queremos decir otra cosa sino que es «extraño», «poco habitual»; pero el tiempo nos ayudará a tolerarlo. Pero todavía existen enemigos de la teoría de la relatividad que quieren inferir de esta reflexión una objeción contra la consecuencia interna lógica de la teoría. Arguméntase del modo siguiente: según la teoría de la relatividad, los sistemas que se mueven uno con respecto a otro, son igualmente legítimos. Se puede, pues, considerar también B como inmóvil; entonces A realiza un viaje en la misma forma exactamente que lo realizó B antes, sólo que en dirección opuesta. Hay que concluir, por tanto, que el reloj de B, al regresar A de su viaje, va adelantado con respecto al reloj de A. Pero antes habíamos llegado exactamente al resultado contrario. Como no es posible que el reloj de A esté adelantado sobre el de B y el de B esté adelantado sobre el de A, adviértese aquí una contradicción interna de la teoría. Así opinan los superficiales. El error de esta objeción es patente; el principio de relatividad refiérese solamente a sistemas en movimiento uniforme y rectilíneo unos con respecto de otros; no es aplicable, en la forma que hasta ahora llevamos desarrollada, a sistemas acelerados. Pero el sistema B es acelerado; no es, pues, igualmente válido que A. A es un sistema inercial; B no lo es. Luego hemos de ver, sin duda, que la teoría general de la relatividad de Einstein considera como equivalente también los sistemas acelerados unos con respecto de otros; pero lo hace en un sentido que necesita