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La teoría de la relatividad de Einstein.

por lo cual el desplazamiento observable de las rayas es la fracción de la anchura de franja.

Michelson ha llevado la longitud del recorrido que hace la luz, multiplicando las reflexiones, a 11 m = 1,1 · 103 cm.; la longitud de onda de la luz empleada era λ = 5,9 · 10-5 cm. Sabemos que β es aproximadamente igual a 10-4; esto es β2 = 10-8; de donde se infiere que

esto es: que las rayas de interferencia deben correrse, al hacer girar el aparato, más de un tercio de su amplitud. Michelson estaba seguro de que aun la centésima parte de tal desplazamiento debería observarse.

Pero cuando se realizó el experimento, no se manifestó el menor rastro del esperado desplazamiento. Posteriores repeticiones con medios aun más refinados no alteraron este resultado. Hay que sacar la conclusión siguiente: No se presenta el viento de éter, y la velocidad de la luz no sufre el influjo del movimiento de la Tierra por el éter, ni aun en las magnitudes del segundo orden.

15. La hipótesis de la contracción.

Michelson mismo concluyó de su experimento que el éter es totalmente arrastrado consigo por la Tierra, al moverse ésta; tal sostenían la teoría elástica de Stokes y la electromagnética de Hertz. Pero a esto se oponen numerosos experimentos que demuestran el arrastre parcial. Michelson inquirió si podría observarse una diferencia de velocidad en la luz a diferentes alturas sobre la superficie de la Tierra; pero no obtuvo resultado positivo; concluyó, pues, que el movimiento del éter arrastrado por la Tierra debe extenderse a muy grandes alturas sobre la superficie de la Tierra. Entonces el éter recibiría el influjo de un cuerpo en movimiento, aun a distancias considerables de