3. Resistencia y calor de la corriente.
Ahora debemos ocuparnos un poco del proceso mismo de la corriente. Se ha comparado siempre la corriente eléctrica con la corriente de agua en una conducción tubular y se han aplicado al proceso eléctrico las leyes que rigen en el otro. Para que el agua corra por un tubo, tiene que existir una fuerza de impulsión; si el agua sale de un vaso más alto por un tubo inclinado, para entrar en un vaso más bajo, será la gravedad la fuerza impulsiva (figura 79). Y ésta es tanto mayor cuanto más alta está la superficie superior del agua sobre la inferior. Pero la velocidad de la corriente de agua o su fuerza de corriente no depende sólo de la cantidad del impulso por la gravedad, sino, además, de la resistencia que el agua encuentra en el tubo conductor. Si éste es largo y estrecho, la cantidad de agua impulsada por unidad de tiempo es más pequeña que si el tubo es corto y ancho. La fuerza de la corriente, J, es, pues, proporcional a la resistencia W; establecemos
en donde se elige por unidad de resistencia la que produce una fuerza de corriente = 1 con una diferencia de nivel v = 1.
Estas mismas representaciones las ha aplicado G. S. Ohm (1826) a la corriente eléctrica. A la diferencia de nivel, que es el impulso, corresponde la fuerza eléctrica; para un determinado trozo de hilo metálico de longitud l, es V = El, siendo E la fuerza del campo que se considera constante a lo largo del hilo.