Página:La teoría de la relatividad de Einstein.djvu/148

Esta página ha sido corregida

141
Las leyes fundamentales de la óptica.

inmóviles en el éter, tendrá su movimiento que darse a conocer como corrimiento de las líneas espectrales; éste se añadirá al producido por el movimiento de la Tierra; pero como no presenta el cambio anual, puede separarse de él. Astronómicamente, es este fenómeno aun mucho más importante, pues da conocimiento de las velocidades de las más lejanas estrellas, en cuanto que éstas, al moverse, se alejen o se acerquen a la Tierra. Pero no es nuestro objeto seguir estas investigaciones en detalle.

Nos interesa ante todo la cuestión siguiente:

¿Qué sucede cuando el observador y el foco luminoso se mueven en la misma dirección y con igual velocidad? ¿Desaparece entonces el efecto de Doppler? ¿Depende tan sólo del movimiento relativo de los cuerpos materiales, o no desaparece, y delata en esto el movimiento de los cuerpos por el éter? En el primer caso quedaría cumplido el principio de relatividad para los procesos ópticos entre cuerpos materiales.

La teoría del éter da a estas preguntas la respuesta siguiente:

El efecto de Doppler no depende sólo del movimiento relativo del foco luminoso y del observador, sino también un poco de los movimientos de ambos con respecto al éter; pero este influjo es tan pequeño, que escapa a la observación y, además, es estrictamente igual a cero en el caso de una traslación común del foco luminoso y del observador.

Esto último es tan claro intuitivamente, que apenas necesita subrayarse; basta reflexionar que las ondas pasan con el mismo ritmo por dos puntos cualesquiera que estén inmóviles uno con respecto al otro, siendo indiferente que los dos puntos estén inmóviles en el éter o se muevan en común. Sin embargo, el principio de relatividad no vale estrictamente para los cuerpos que envían luz y reciben luz, sino sólo aproximadamente. Vamos a demostrarlo.

Para ello emplearemos la ley antes deducida, que dice que el número de ondas es invariante.

Desde el punto cero del sistema S, inmóvil en el éter, ha-