pidas vibraciones sonoras perceptibles son de 50.000 por segundo.
La extraordinaria exactitud de las mediciones ópticas descansa en la multiplicación de las longitudes de onda que se aplica en las medidas interferométricas. Se puede, por ejemplo, determinar que la velocidad de la luz varia en un gas a consecuencia de levísimas variaciones de presión o de temperatura (por ejemplo, al tocar el aparato con la mano). Para ello se pone el gas en un tubo entre la lámina de vidrio P y el espejo S1, y entonces se ven, al más pequeño aumento de presión, cómo varían las interferencias, cómo claridades se deshacen con obscuridades.
Por lo demás, debemos advertir que en el interferómetro generalmente no se ven sólo campos claros y obscuros, sino un sistema de anillos claros y obscuros. Esto proviene de que los dos rayos no son exactamente paralelos, y las ondas no son exactamente planas; las partes de ambos rayos tienen, pues, que recorrer caminos que no son iguales exactamente. Pero no nos entretendremos en detalles geométricos; sólo mencionaremos esta circunstancia porque suele hablarse de rayas o franjas de interferencia.
Volveremos a encontrar el interferómetro de Michelson cuando se trate de saber si el movimiento de la Tierra influye en la velocidad de la luz.
5. Polarización y transversalidad de las ondas luminosas.
Aun cuando los fenómenos de interferencia no admiten casi más interpretación que la de la teoría ondulatoria, sin embargo, hanse ofrecido dos dificultades para su reconocimiento universal. Estas dificultades, como ya hemos visto, han sido consideradas por Newton como decisivas: es la primera la propagación rectilínea de la luz, al menos en lo esencial (es decir, salvo los pequeños fenómenos de difracción); es la segunda la explicación de los fenómenos de polarización. La primera quedó re-