Página:La señal de los cuatro - Arthur Conan Doyle (1909).pdf/80

Esta página no ha sido corregida
— 82 —

ésta, emitiendo al mismo tiempo, en voz alta, sus observaciones, pero hablando consigo mismo más que conmigo.—Ventana asegurada por adentro. Marco sólido. Ventana sin goznes laterales. Abrámosla. Ningún tubo de aguas en las inmediaciones. El techo bastante lejos del alcance. Y, sin embargo, un hombre ha subido por la ventana. Anoche llovió un poco. Aquí, en el antepecho, está la huella de un pie. Y aquí una marca de lodo, circular, y otra aquí en el suelo, y después otra junto á la mesa. Mire usted, Watson. En realidad, esta demostración es incontestable.

Miré los discos de lodo, redondos y bien marcados.

—Fista no es la huella de un piedije.

—Pero es algo más importante para nosotros.

Es la marca de una pata de palo. Vea usted aquí, en el antepecho, la huella de un botín, un pesado botín, con ancho taco de metal, y al lado la marca del pie de palo.

Entonces ha sido el cojo aquél...

—Exactamente; pero con él ha venido otro, un auxiliar muy hábil y eficiente. ¿Podría usted escalar esta pared, doctor?

Miré por la ventana. La luna iluminaba todavía el ángulo de la casa con claridad completa.

Estábamos lo menos á setenta pies del suelo, y,