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»he pensado en ir & dar una vuelta por mi pueblo, »pero la verdad es que nunca he sido el orgullo »de la familia, y dudo de que ésta tuviera gusto »en volverme á ver. Todos mis parientes han si»do gente de orden, concurrentes asiduos á la »iglesia, agricultores en pequeña escala, conocindos y respetados en todo el país en el tiempo ven que yo comencé, niño todavía, á causarles »disgustos. Pero, cuando acababa de cumplir »dieciocho años, cesé de molestarlos, pues por »culpa de una muchacha me vi á punto de ser >arrestado, y no tuve más medio de escapar que »aceptar el dinero de la Reina y entrar en el 3.º »de Buffs, que salía para la India.

»Sin embargo, mi vocación de militar no ra »muy grande, y todavía no había aprendido bien »á cambiar el paso y á manejar mi carabina, »cuando un día cometí la locura de ponerme á »nadar en el Ganges. Felizmente para mí, John »Holder, el sargento de mi compañía, estaba »bañándose en ese momento y era uno de los »mejores nadadores del ejército. Un cocodrilo »me agarró de repente y me llevó la pierna dere»cha con tanta limpieza como un cirujano pundiera haberla amputado, un poco más arriba de la rodilla. El dolor y la pérdida de sangre »me hicieron caer en desvanecimiento, y es se»guro que me habría ahogado, si Holder no me