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—Bueno; pues, si no es culpable, nosotros impediremos que se le haga daño. El que seamos prontos en empuñar á la gente, no quiere decir que lo seamos en condenarla.

Era cosa divertida ver cómo el interesante Jones comenzaba ya á atribuirse el mérito de la captura. En la ligera sonrisa que alegró el rostro de Sherlock Holmes, vi que para éste tampoco había pasado desapercibido el rasgo del detective.

—Ya vamos á llegar al puente Vauxhall—dijo Jones, y allí lo desembarcaremos á usted, doctor Watson, con el cofre del tesoro. No necesito hacerle notar cuán grave es la responsabilidad que asumo con esto. El acto es de los más irregulares; pero lo convenido es convenido. Sin embargo, mi deber me indica enviar con usted un inspector, siendo tan valiosa la carga que lleva. Va usted en carruaje, sin duda?

—Sí.

M —Lástima que la llave del cofre no esté aquí, pues antes habríamos hecho un inventario. Va usted á tener que forzarlo. ¿Dónde está la llave, hombre?

—En el fondo del río—contestó secamento Small.

¡Hum No tenía usted para qué darnos esta nueva molestia. Ya habíamos tenido que traba-