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perrico ligero, pero no tiene colmillos, y lo dejo que ande por el cuarto, para que impida que los otros animales salgan. Usted perdonará que al principio haya estado un poco brusco con usted, pero los muchachos me molestan mucho, y tienen la costumbre de venir á golpear la puerta. ¿Qué deseaba el señor Sherlock Holmes, señor?

2014 —Quiere que le mande usted un perro.

Ah! Ese debe ser Toby.

—Sí. Toby, me ha dicho.

—Toby vive en el número 7, á la izquierda.

El señor Sherman avanzó lentamente con su vela en la mano, por entre la curiosa familia de que se había rodeado.

A la incierta y vacilante luz de la vela, pude ver vagamente algunos pares de ojos escudriñadores y brillantes que nos miraban por todas partes. Por encima de nuestras cabezas, en unas perchas, dormían una cantidad de aves que, al oir nuestras voces, cambiaban de postura y después seguían durmiendo.

Toby era un perro feo, de largo pelo, mezcla de sabueso y de otra raza también cazadora, color blanco y castaño, de aspecto en extremo ordinario y antipático. Después de alguna vacilación, aceptó el terrón de azúcar que el naturalista me entregó para que le diera, y cuando