Página:La romana. Presencia de la mujer en las Elegías del Corpus Tibullianum.djvu/94

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Omnia persolui: fruitur nunc alter amore, et precibus felix utitur ille meis. vv.9-18 Yo, aquél, como yacieras abatida por la triste enfermedad, me digo que te liberé con mis votos, y yo mismo purifiqué a tu alrededor con azufre puro, como hubiese cantado la anciana su hechizo mágico; yo mismo cuidé que sueños crueles no te pudieran dañar, debiendo ser ofrendada tres veces la harina y la sal; yo mismo vestido con lino y sueltas las túnicas, di nueve votos a Trivia en la noche silente. He cumplido todas estas cosas; disfruta ahora otro del amor, y feliz, se vale aquél de mis preces. Nuevamente la hechicera, presentada aquí simplemente como anus, ha confeccionado un carmen correspondiente al cantus de la elegía 1.2- y los versos revisten una solemnidad ceremonial, con tono y léxico incantatorio: la repetición del ipse, la forma lustraui, la referencia al azufre, y las resonancias rituales de ter y de uota nouem. La escena de magia está a cargo del poeta mismo, quien sigue las instrucciones de la hechicera; se repite así la teatralidad a la que nos referíamos anteriormente, si bien sólo en el fondo de la actuación se perfila la figura de la hechicera. También aquí el paso de magia traduce la vehemencia y la devoción del amor que inspira al poeta a apelar a los oficios de la hechicera, con lo que reencontramos la fuerza persuasiva de su presencia. Algunos críticos conside- ran este tipo de pasajes, en los que se apela a hechiceras, como digresiones separadas del contexto (Copley 1956 p. 100; Brightp. 142); por el contrario, Ball (p. 141) interpreta que no es un mero ejercicio retórico sino un modo de convencer a la amada de que se encuentran bajo la protección de una poderosa maga. 94