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Esta ha compuesto para mí estos cantos, para que pudieras engañar: cántalo tres veces; dichoslos hechizos, escupe tres veces; él no podrá creer a ninguno acerca de nosotros; ni a sí mismo, si él mismo nos viera en el blando lecho. La excelencia de la hechicera ha sido invocada en función de la persua- sión de la mujer amada, en un juego que propone la invisibilidad de los amantes por arte de la magia. El enamorado goza, así, de un doble poder por obra de la hechicera: conoce el futuro y está en posesión del cantus que le permitirá unirse a su puella sin peligros. La hechicera, por otra parte, actúa según. fallere; sin embargo, el valor de fallere en este contexto es ambiguo ya que engañar por causa del amor no se considera vergonzoso, como lo proclama el erzas oscurase infernales, de m tal que sus encantos sirven para poeta en los versos del comienzo. La segunda parte del pasaje dedicado a la saga manifiesta otra intención: tu tamen abstineas aliis: nam cetera cernet omnia; de me uno sentiet ille nihil. Quid credam? nampe haec eadem se dixit amores cantibus aut herbis soluere posse meos, et me lustrabit taedis, et nocte serena concidit ad magicos hostia pulla deos. Non ego totus abesset amor, sed mutuus esset, orabam, nec te posse carere uelim. vv.57-64 tú, sin embargo, abstente de otros: él verá todo lo demás; sólo de mí no percibirá nada. ¿Qué podría creer? En efecto, esta misma hechi- cera ha dicho que podía disolver mis amores con cantos y hierbas, y me purificaría con antorchas, y en la noche serena sacrificó víctimas negras a los dioses mágicos. Yo rogaba, no que desapare- ciera todo amor, sino que fuera mutuo, y que no quisiera poder carecer de ti. 92