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El cierre del poema, y con éste, el de la serie de elegías dedicadas a la mujer amadaapela al ya típico recurso ex-machina, en este caso de la lena, para revertir súbitamente la valoración de la amada. Así, como la callida lena de la elegía 1.5, la lena es declarada única culpable de la situación: lena nocet nobis, ipsa puella bona est; lena necat miserum Phryne furtimque tabellas occulto portans itque reditque sinu; saepe, ego cum dominae dulces a limine duro agnosco uoces, haec negat esse domi; saepe, ubi nox mihi promissa est, langere puellam nuntiat aut aliquas extinuisse minas. Tunc morior curis, tunc mens mihi perdita fingit, quisue meam teneat, quot teneatue modis; tunc tibi, lena, precor diras: satis anxia uiuas, mouerit e uotis pars quotacumque deos. vv.44-54 la lena nos daña, nuestra amada misma es buena; la lena Frine me pierde, mísero, y furtivamente va y viene llevando tablillas en su oculto regazo; frecuentemente, cuando yo reconozco voces dulces en el duro umbral de mi señora, ella niega que esté en casa; frecuentemente, cuando una noche me ha sido prometida, me anuncia que mi amada languidece o ha tenido algunas amenazas. Entorces muero por mis penas, entonces mi alma la imagina perdi- da, o que alguien la tiene, o que la tiene de mil modos; entonces para ti, lena, hago mis imprecaciones; que vivas suficientemente con ansiedad, si una parte de mis votos conmueve a muchos dioses. El mismo verbo de 1.5.46-47 (nocere) es empleado para aludir a la acción de la lena, pero aquí su inclusión resulta consecuente con el contexto en que se inserta. Némesis se presenta siempre como una cortesana que se une a los hombres que le proporcionan lujo y riquezas, y los oficios de una lena pueden encontrar pertinencia en tales trámites; contrariamente, Delia se ha dibujado 88