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poeta ha sido praeceptor amoris (o seruus callidus) en su propio beneficio, pero la mujer ha aprendido lo suficiente como para practicar más extendidamente sus enseñanzas. Todo el cuadro se compone con el realismo El del furtiuus amor y el poeta selecciona los detalles más elocuentes de este erotismo urbano: la mujer no durmiendo con el esposo, la puerta abriéndose con sigilo y la marca morada del diente que sitúa el amor en su plena sensualidad. La situación alcanza un punto cercano a la comedia con el llamado al esposo: At tu, fallacis coniunx incaute puellae, me quoque seruato, peccet ut illa mihi nihil; neu iuuenes celebret multo sermone, caueto, neue cubet laxo pectus aperta sinu, neu te decipiat nutu, digitoque liquorem ne trahat et mensae ducat in orbe notas. Exibit quam saepe, time, seu uisere dicet sacra Bonae maribus non adeunda Deae. At mihi si credas, illam sequar unus ad aras: tunc mihi non oculis sit temuisse meis. vv.15-24 Pero tú, cónyuge incauto de una joven falaz, que ella no obre mal como conmigo; cuidaos de que celebre a los jóvenes con muchas conversaciones, o que se recline con el regazo suelto, abierta en el pecho su vestidura; y no te engañe con algún signo, y no traiga licor en el dedo y haga marcas en la superficie de la mesa. Teme que salga con frecuencia, o diga que visita las sacralidades de la Bona Dea a las que no deben ir los maridos. Pero, si me crees, yo solo la seguiría hasta los altares: entonces yo no tendría que temer a mis ojos. Estalla ahora lo que puedeconsiderarse la «solidaridad masculina» frente a los engaños de la mujer. En represalia, el poeta se erige nuevamente en praeceptor esta vez del marido, y le enseña a desconfiar de una puella fallax. De modo especular, se recupera el motivo del «ver» de 1.2.55-56: allí los hechizos 70