Página:La romana. Presencia de la mujer en las Elegías del Corpus Tibullianum.djvu/64

Esta página no ha sido corregida

adulterios. Así, pues, ya no es la matrona reducida a su domus clausurada por el vigilante marido, sino la puella-domina elegíaca que recibe amantes furtivos y desprecia al poeta. Como es distintivo de la poesía tibuliana (e informa, como se ha visto, la concepción global de 1.3), aparece inmediatamente la ensoñación rústica (vv.19-36) encuadrada en las dos ocurrencias del verbo fingere (v.20 y v.35). En los vv.19 y ss., el poeta anuncia las ilusiones a las que se entregaba mientras velaba por la curación de su amada: At mihi felicem uitam, si salua fuisses, fingebam demens, sed ruente deo. Rura colam, frugumque aderit mea Delia custos, area dum messes sole calente teret, aut mihi seruabit plenis in lintribus uuas pressaque ueloci candida musta pede. consuescet numerare pecus, consuescet amantis garrulus in dominae ludere uerna sinu. vv.19-26 Sin embargo, insensato, me imaginaba feliz la vida si hubieses sido salva, pero el dios no lo consiente. Cultivaré los campos, y mi Delia estará presente como custodia de los frutos, mientras en la era se trilla la mies con el sol incandescente, o guardará para mí las uvas en cubas llenas, apretando con rápido pie el resplandeciente mosto. Acostumbrará a contar elrebaño, acostumbrará un pequeño esclavo a jugar en el regazo de la señora. La ensoñación, que anuncia su propia imposibilidad en el demens, se dibuja en el campo, y reencontramos el cuadro geórgico de 1.1 desarrollado con mayor amplitud, en el que se incorpora decididamente la figura femenina de Delia a los trabajos de la vida campesina. La visión se distorsiona y se alteran las secuencias temporales (Cairns p. 176 y ss.). Se operan juegos de "realida- des" en los que se invita a imaginar como "real". la visión del enamorado (consecuescet), en primer lugar, para después mostrar que la realidad de esta 64