Página:La romana. Presencia de la mujer en las Elegías del Corpus Tibullianum.djvu/60

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mechones encanecidos con las manos; estar ante las puertas de la joven amada o haber detenido a la criada en medio del foro. La impresión del ridículo es proteica y depende del contexto para provocar risa, enojo, lástima o desprecio. Es difícil aquí no ver un gesto naturaleza parabásica, el personaje-enamorado enfrentando al espectador de la comedia que ríe de sus desdichas. Junto a la amada, aparece la vívida figura de la hechicera. A través de sus poderes mágicos, el poeta busca alcanzar a su amada en situación de adulterio: que las puertas se abran y que el marido no sepa que ocupa el lecho de su esposa. Esta situación aparece como libre y voluntariamente aceptada, tam- bién por los oficios de la hechicera quien pudiera librarlo de tal amor, a lo que se opone la voluntad del poeta: Quid credam? nampe haec eadem se dixit amores cantibus aut herbis soluere posse meos, et me lustrabit taedis, et nocte serena concidit ad magicos hostia pulla deos. Non ego totus abesset amor, sed mutuus esset, orabam, nec te posse carere uelim. vv.59-64 ¿Qué podría creer? En efecto, esta misma hechicera ha dicho que podía disolver mis amores con cantos y hierbas, y me ha purificado con antorchas, y en la noche serena sacrificó víctimas negras a los dioses mágicos. Yo rogaba, no que desapareciera todo amor, sino que fuera mutuo, y que no quisiera carecer de ti. Fingebam demens (1.5) La serie de los poemas dedicados a Delia se continúa en la elegía 1.5, después de la composición dedicada a Marato que, si bien produce un hiato con respecto al tema de la mujer amada, mantiene los motivos eróticos que recorren el corpus poético completo. 60