Página:La romana. Presencia de la mujer en las Elegías del Corpus Tibullianum.djvu/56

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te meminisse decet quae plurima uoce peregi suplicce, cum posti florida serta darem. vv.7-14 Puerta del señor inflexible, te azote la lluvia, te alcancen los rayos enviados por mandato de Júpiter. Puerta, ojalá te abrieras ya para mí solo, derrotada por mis quejas, abierta sin ruido girando furtiva- mente sobre los goznes, y si nuestra demencia te ha dicho algunas maldades, perdona; ellas, te ruego, sean para mi cabeza: conviene que recuerdes las muchas cosas que te dije con voz suplicante, como te diera para el dintel floridas guirnaldas. La elegía parece tener una base dramática: unos piensan que tiene lugar frente a las puertas cerradas de Delia; otros suponen que ocurre en un simposio, en el que el poeta cae en un sueño (v.7) saliendo de él en v.89; otros piensarı que está en su hogar monologando después de dirigirse a un sirviente (Vretska p. 25). Por el tema y por los rápidos cambios de escena, el poema puede ser leído como representación de acciones en una perspectiva teatral que hemos observado como característica de estas elegías. La amada permanece en el interior de la casa, vigilada por un cruel guardián, y en esta situación se dibuja un personaje que cobrará progresiva importancia en este texto y en los restantes dedicados a Delia: se trata del difficilis domini (entendemos que difficilis modifica a domini, y no a ianua; cf. Lee p.110), el señor de la casa que acompaña a la domina, llamado coniunx tuus en v.41, y que resulta ser el marido. En el verso 15 aparece la mujer amada por su nombre, y a partir de aquí se despliegan los elementos del amor urbano y elegíaco, que enlazan con las imágenes de 1.1.69: quoque ne timide custodes, Delia, falle; audendum est: fortes adiuuat ipsa Venus; Tu vv.15-16 También tú, Delia, engaña sin timidez a los guardianes; es necesario atreverse: la misma Venus ayuda a los fuertes; 56