Página:La romana. Presencia de la mujer en las Elegías del Corpus Tibullianum.djvu/43

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sobre otros tiempos, sobre una felicidad lejanamente pretérita de los hombres que imagina como reino del amor. Se acerca el desenlace: en estado de perturbación, el enamorado cuelga entre la realidad (nuncsi clausa mea est, v.77) y la fantasía (horrida uillosa corpora ueste tegant, v.76), y va cayendo el telón mientras seescuchan los mandatos que da a sus esclavos, a sus soldados, a sus compañeros, o más simplemente a nadie. Con esto no se pretende decir, sin más, que la elegía erótica se diseñe como una obra teatral. Intentamos destacar una perspectiva dramática en la elabo- ración de los poemas, que en muchos casos se organizan como escenas en las que el enamorado monologa o habla con variados personajes a los que convierte en interlocutores. En la comedia, el amor pertenece legítimamente a los jóvenes, que siempre resultan personajes simpáticos. Los viejos no se enamoran sin resultar ridículos: la risa es otra. Siempre se coincide en la juventud de los poetas eróticos; se entiende que el amor es tema de los jóvenes porque los mismos poetas lo declaran. La vejez es siempre algo del futuro: Tempus erit, cum me Veneris praecepta ferentem deducat iuvenum sedula turba senem. Tib.1.4.79-80 Tiempo habrá, cuando a mí, siendo viejo, me lleve la solícita turba de jóvenes contando los preceptos de Venus. Iam subrepet iners aetas, nec amare decebit Tib.1.1.71 ya llegará calladamente la edad cansada, y no corresponderá amar Lejos del registro de Anacreonte, el viejo enamorado de cabeza blanque- cina y dientes viejos (Anacr. Fr. 44D), la poesía de los elegistas apoya sus derechos en la juventud, un espacio de tolerancia hacia ciertas concepciones y comportamientos extravagantes, en el marco de la restauración augustea. Se dice que todos estos poetas (Catulo, Propercio, Tibulo) son jóvenes, 43