Página:La romana. Presencia de la mujer en las Elegías del Corpus Tibullianum.djvu/32

Esta página no ha sido corregida

latina representa una alteración de las consignas que componen la sociedad romana arcaica y un recambio de los valores acreditados; esta alteración significa no sólo la adopción, por parte del enamorado, de actitudes de sumisión caracterizadas como femeninas, sino de comportamientos femeni- nos similares a los masculinos. La Lesbia que presenta Catulo en los callejones romanos o en los tugurios, no se diferencia mucho de Camerio o del mismo Catulo otiosus. Así, estas mujeres que resultan dignas de poesía (doctae puellae) son presentadas - con tal constancia que es inevitable pensar en una pedagogía - como infieles y perjuras, engañando cuanto mínimo a dos hombres, el marido y el amante; por su lado, el poeta enamorado se sumerge en un dolor actual, sufre y se tortura casi exclusivamente por el amor, y proclama una fidelidad que envidiarían muchas matronas romanas. Por primera vez aparece, como se ha dicho, la imagen de amor-poesía como centro de una existencia masculina que se contrasta así con la concepción tradicional del vir bonus cuya máxima virtud se mostraba en el servicio a la res publica, imagen que Virgilio repondrá en la Eneida. Esta nueva imagen establece su dignidad en el sufrimiento emergente de una pureza interior que ya aparece enunciada en el vita puriter por intereses materiales ni ambiciones políticas, sino que mantiene su obediencia, servicio y completa abnegación al amor y a la amada. El poeta puede pronunciarse en tiene diálogo con las doctae puellae, i.e. porque ahora aparece un público femenino alfabetizado que resulta sensible a tales enuncia- dos. No parece ajeno al desarrollo de la elegía el hecho de que, hacia los últimos tiempos de la república, las mujeres hayan sido los nuevos lectores que esperan escuchar hablar de sí mismos. Este es el espacio que se abre al didactismo. egi (Catulo 76,19), dado que el poeta no se considera mancillado estos términos porque Tal como decíamos, Ovidio asume de modo humorísticamente explícito el papel de magister y lo hace como elegista que conoce las leyes del amor porque lo ha experimentado (Amores) y lo ha practicado: usus opus monet hoc; uati parete perito! A.A. 1.29 (La experiencia me dicta esta obra, prestad oído a un poeta avezado) Con "practicar" entendemos más la composición de poemas elegíacos amatorios que una serie difícilmente documentable de experiencias biográfi- 32