Página:La romana. Presencia de la mujer en las Elegías del Corpus Tibullianum.djvu/121

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admonuit dominae deseruitque Venus; tunc me discedens deuotum femina dixit, et pudet et narrat scire nefanda meam. 1.5.39-42 Frecuentemente tuve a otra: pero cuando ya se acercaban los goces, Venus me recordaba a mi amada y me abandonaba; entonces la mujer, apartándome, dijo que yo estaba hechizado, y me avergüen- za, y cuenta que mi amada conoce cosas nefastas de magia. quae fida fuit nulli, post uicta senecta ducit inops tremula stamina torta manu At firmaque conductis adnectit licia telis tractaque de niueo uellere ducta putat. Hanc animo gaudente uident iuuenumque cateruae commemorant merito tot mala ferre senem; hanc Venus ex alto flentem sublimis Olympo spectat et infidis quam sit acerba monet. Haec aliis maledicta cadant: nos, Delia, amoris exemplum cana simus uterque coma. 1.6.77-86 Aquella que, por el contrario, no fue fiel a ninguno, después, vencida por lavejez, lleva pobre con temblorosa mano las hebras retorcidas, anuda los hilos firmes en apretadas telas y limpia las hebras de lana traídas del níveo vellón. Multitudes de jóvenes la miran con alegre ánimo y recuerdan que con razón la vieja sufre tantos males; la suprema Venus la contempla llorar desde el alto Olimpo y le enseña cuán amarga es con los infieles. Caigan estas maldiciones a otros: nosotros, Delia, seamos ejemplo de amor, uno y otro con los cabellos canos Rura meam, Cornute, tenent uillaeque puellam; ferreus est, heu! heu! quisquis in urbe manet: 121