Página:La romana. Presencia de la mujer en las Elegías del Corpus Tibullianum.djvu/120

Esta página no ha sido corregida

También tú, Delia, engaña sin timidez a los guardianes; es necesario atreverse: la misma Venus ayuda a los fuertes; ella favorece tanto al joven que intenta nuevos umbrales cuanto a la muchacha que abre las puertas con la llave; ella enseña a salir furtivamente del muelle lecho, a poder poner el pie sin sonido alguno, ella enseña a cambiar ante el marido gestos elocuentes y a ocultar tiernas palabras con signos convenidos; Parcite luminibus, seu uir seu femina fiat obuia: celari uult sua furta Venus; neu striptu terrete pedum neu quaerite nomen nec prope fulgenti lumina ferte face; si quis et imprudens aspexerit, occulat ille perque deos omnes se meminisse neget: nam fuerit quicumque loquax, is sanguine natam, is Venerem e rapido sentiet esse mari. 1.2.33-40 Apartad los ojos, ya hombre, ya mujer que aparecesa mi paso: Venus quiere que sus hurtos sean ocultados; no me asustéis con el ruido de los pies ni preguntéis mi nombre, ni acerquéis las luces de la brillante antorcha; si algún imprudente me hubiera visto, que él lo oculte y niegue por todos los dioses que me recuerda; pues indiscreto, él, él sentirá que Venus nació de la sangre del turbulento el que fuera mar. Parce tamen, per te furtiua foedera lecti, per Venerem quaeso compositumque caput. 1.5.7-8 Respétame, sin embargo, te ruego, por los pactos furtivos del lecho, por Venus y la cabeza reclinada. Seepe aliam tenui: sed iam cum gaudia adirem, 120