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imprecaciones del poeta, quien no apela a cuestiones de orden moral o legal, sino que se queja del mundo de las diuitiae que conquista a las mujeres con una fuerza de persuasión mayor que la del amor verdadero. La libertad erótica no está limitada por motivos de pudor sino por razones económicas, que hacen que el amor del rico se imponga sobre el del poeta pobre. Hemos visto las dificultades que entraña hablar de la identidad real histórica de ambas mujeres; su condición de scriptae puellae las vuelve literatura y, aún cuando resulte verosímil suponer una presencia histórica de tales mujeres, lo que de ello queda en la traducción elegíaca es difícilmente calculable. En el caso de Delia existe un hábito de lectura, la asociación tradicional que arranca de Apuleyo (Apol.10: eadem igitur opera accusent C. Catullum, quod Lesbiam pro Clodia nominauerit, et Ticidam similiter, quod quae Metella erat Perillam scripserit, et Propertium, qui Cynthia dicat, Hostia dissimulet, et Tibullum, quod ei sit Plania in animo, Delia in uersu.), pero no puede decirse más. Ni siquiera parece haber existido una gens Plania documentable. Némesis, como dijimos oportunamente, parece un nombre tomado de Hesíodo, si bien la forma podría estar asociada a la de una libertina extranjera. Más allá de estas discusiones, ambas mujeres presentan puntos de contacto y de distancia evidentes en su composición. Delia, por su asociación con Diana ( la dea triformis que incluye su manifestación como Hécate), ofrece una mayor gama de matices. Su idealización - especialmente en el marco rústico- lleva al poeta a considerarla como una diosa del campo, casta y resplandeciente, mientras que en su etapa urbana adquiere rasgos que la asimilan a Némesis, imitando quizás las formas cambiantes de Diana. Las visiones finales de Delia como amada infiel enlazan con las de Némesis, quien no se presenta más que como imagen oscura de la mujer en su despotismo erótico y su rapaz codicia. A diferencia de Delia, Némesis se construye con los rasgos característicos de una meretrix excelsa, y poco influye el reclamo del poeta hacia el final del ciclo (2.2.6) al considerarla bona después del cuadro compuesto a lo largo del Libro II. Al personaje de Némesis puede asociarse el de Foloe (1.1.8), figura femenina de muy breve aparición que comparte similares características. La mujer, pues, ocupa el centro indiscutible de las meditaciones poéticas, y de ela se ofrecen visiones que nos acercan a la imagen femenina de la Roma 116