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matrona romana de conducta liberal, y a lo largo del Libro I el poeta sugiere una especie de degradación de su conducta, partiendo de la mujer desposada, que es encerrada en el reducido perímetro de la domus por el vigilante marido, desconfiado al modo tradicional, y que aprende las artes de la transgresión y el engaño por obra de la didáctica del poeta - artes que, final e inevitablemen- te, usa contra él. Némesis aparece siempre como una cortesana y no se alude a la existencia de un coniunx, como en el caso de Delia, ni a relaciones familiares de naturaleza alguna -exceptuando la macabra referencia a la hermana muerta en la elegía 2.4- que pudieran asimilarla a Delia. Esta imprecisión la hace más «literaria», como si exclusivamente la invención del poeta hubiera operado la composición de su figura; pero, paradójicamente, es la mujer concebida en términos más realísticos, con recurrencia más abundante a lo sensual, lo episódico y lo material. Lo que hermenéuticamente suele presentarse como una curiosidad es la opacidad de Némesis, una mujer sin rostro, y casi sin vida, cuya imagen es más evanescente aún que la de Delia. Esto resalta en la comparación con la Cynthia properciana. Como tema, Cynthia es notoriamente más productiva que Delia y Némesis: baste la obviedad del número de poemas en las que se las nombra o refiere. Cuando hablamos de Cynthia, nos referimos a una imagen femenina única que puede emergercon variadas facetas a través de decenas de poemas. Cuando hablamos de Némesis, nos enfrentamos a una imagen más fugaz, un amor entre otros a los que el poeta ofrece su devoción. En ambas mujeres, Delia y Némesis, recae la quejosa condena de haber optado por el amante rico, desdeñando los auténticos reclamos del amor que le presenta el poeta, junto con un programa de poesía y paupertas que es indefectiblemente rechazado por la amada. En esta situación, la mujer rechaza adscribirse - al menos de modo permanente - al mundo romántico y se aparta desdeñosamente del ardiente enamorado que sólo le ofrece amor y palabras. En los años 50, una típica heroína suburbana como la que encarna Kim Novak en Pic-nic despreciará al prometido rico para unirse al pobre aventurero que le promete mucho amor en una vida de trabajo y privaciones: una solución moderna de la posguerra norteamericana. La mujer romana de la elegía no parece compartir las ideas de Kim Novak. Los eventuales amantes de la domina suscitan las protestas, amenazas e 115