dimientos educativos, no solamente porque es indispensable para la eficiencia de su propia enseñanza, sino todavía porque si ha de existir una clase liberal (y conviene que la haya)», etc.
Los liberales estamos de parabienes con esta afirmación académica, no obstante la concordancia un poco libre, como esta otra que no se puede dejar pasar:
«Se les ha imitado (á los Gimnasios alemanes) en el método, que consiste en enseñar conjuntamente, y entremezclados, la aritmética, el álgebra y la geometría, y en hacerlos eficaces por la constante aplicación», etc. La repetición de la desinencia masculina, fuera de los traspiés ya comentados, ahorra toda suposición de error tipográfico. El artículo el, colocado antes de álgebra por la conocidísima razón eufónica, extravió, sin duda, á los expertos redactores; y no será el caso de pasar á cuchillo diez mil bizantinos por una O; pero uno puede asombrarse contristado ante estos documentos, que bastan para apagar la sinfonía progresista ejecutada por cincuenta mil novillos de exportación; si el criterio más romo los parangona con los productos de esta gazapera universitaria.