A último de Noviembre, si no ha llovido ya hay sequía; los ganados empiezan á sucumbir. Entonces se emprende la novena de la Purísima Concepción, cuya fiesta es el 8 de Diciembre; suele no dar resultado esta primera novena; se la repite, entonces; si ésta no da tampoco resultados, aunque ya ha avanzado dieciocho dias la probabilidad de lluvia, se emprende la novena del Niño Dios, doble también. Son ya treinta y seis día... No suele dar resultados esta última, y entonces celebran la de San Isidro, patrón de los labradores. Dieciocho días más! Ni San Isidro, ni el Niño Dios, ni la Inmaculada se han dignado oir—ha pasado, ha ocurrido el hecho, lo he visto yo con mis ojos—pero queda todavía la novena de Nuestra Señora de la Candelaria, cuya fiesta es el 2 de Febrero. Naturalmente, por ahí por el 2 de Febrero llueve. ¡Y aquellas gentes se satisfacen sin esfuerzo con esto milagros de un carácter tan condicional!
¡Cómo no ha de ser urgente, entonces. dar á la enseñanza general un carácter práctico, huyendo todo lo poible del puro teorismo, que no alcanza á resolver nada, puesto que en la regiones de la teoría pueden confundirse y se confunden sin chocar, las más alta conclusiones de la filosofía con los desvarío de la más ingenua superstición!
Y luego nos espantamos de la situación moral