mil años; yeso conviene reflexionarlo mucho, para salvar lo más pronto posible este momento, entrando por la vía que nos ha indicado la misma tendencia sajona, cuya base y cuyo punto de partida están precisamente en la educación práctica.
Y conviene que nos pongamos bien de acuerdo sobre este vocablo práctico, del cual se usa y abusa tanto ahora. Algunos creen—pongamos por caso—que las matemáticas son de por sí ramo más práctico que la literatura, las ciencias naturales más que la historia. No, no es esta la cuestión: práctico es todo conocimiento que en un caso dado puede subvenir á una necesidad; y de consiguiente serán más prácticos aquellos que subvengan á las necesidades más urgentes y comunes, vale decir cuanto más generales sean. Así, en matemáticas, por ejemplo, las geometrías no euclidianas se confunden con la pura filosofía por sus diversas concepciones del espacio: en ciencias naturales, la química hace una también con la filosofía, cuando aborda el problema de la cosmogénesis por medio de sus metasimples y sus protylos; y lo mismo la física, cuando especula sobre la constitución de la materia; y lo misla biología cuando estudia el problema de la vida; sin que sean menos ciencia por esto la de Reimann y Lobatschewski, la de Crookes y Wil-