Página:La paz perpetua (Kant, Rivera Pastor tr.).pdf/87

Esta página no ha sido corregida
83

bre en aras de algo superior. Pero tratándose de la moral en el segundo sentido, en el sentido de teoría del derecho, la política que debiera înclinarse respetuosa ante ella, prefiere no meterse en pactos y contratos, negarle toda realidad y reducir todos los deberes a simples actos de benevolencia. Esta astuta conducta de una política tenebrosa quedarfa completamente anulada por la publicidad de sus máximas si se atreviera al mismo tiempo a permitir que el filósofo diera también las suyas a la publicidad.

En tal sentido, me atrevo a proponer otro principio transcendental afirmativo del derecho público. Su fórmula sería la siguiente:

"Todas las máximas que necesiten la publicidad para conseguir lo que se proponen, concuerdan a la vez con el derecho y la política reunidos." Pues si sólo por medio de la publicidad pueden alcanzar el fin que se proponen, es porque concuerdan con el fin general del público, la felicidad; el problema propio de la política es ése, conseguir la felicidad del público, conseguir que todo el mundo esté contento con su suerte. Si, pues, ese fin se consigue por medio de la publicidad de las máximas, disipando toda desconfianza en ellas, es que estas máximas armonizan con el derecho del público, que constituye la única posible base para la unión de los fines particulares de todos.