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cándidos, como la inocente paloma". Si ambos consejos no pudiesen entrar en un mismo precepto, existiría realmente una oposición entre la política y la moral; pero si ambos deben ir uniaos absolutamente, será absurdo el concepto de la oposición; y la cuestión de cómo se ha de resolver el conflicto no podrá ni plantearse siquiera como problema. La proposición siguiente: "La mejor política es la honradez"; encierra una teoría mil veces ¡ay! contradicha por la práctica. Pero esta otra proposición, igualmente teórica: "La honradez vale más que toda política", está infinitamente por encima de cualquier objeción y aun es la condición ineludible de aquélia. El Dios-término de la moral no se inclina ante Júpiter, Diostérmino de la fuerza. Júpiter se halla sometido al Destino, es decir, que la razón no tiene la suficiente penetración para conocer totalmente la serie de las causas antecedentes y determinantes, que podrían permitir una segura previsión del éxito favorable o adverso, que ha de rematar las acciones u omisiones de los hombres, según el mecanismo de la naturaleza. Puede la razón esperar y desear obtener ese conocimiento completo; pero no lo consigue. En cambio, lo que haya que hacer para mantenerse en la línea recta del deber, por reglas de la sabiduría, conócelo la razón muy bien y dícelo muy claramente y mantiénelo como fin último de la vida.

Ahora bien; el práctico, para quien la morales una mera teoría, nos arrebata cruelmente la nighty Google