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mueran o maten, parece que implica un uso del hombre como mera máquina en manos de otro-el Estado; lo cual no se compadece bien con los derechos de la humanidad en nuestra propia persona. Muy otra consideración merecen, en cambio, los ejercicicios militares que periódicamente realizan los ciudadanos por su propia voluntad, para prepararse a defender a su patria contra los ataques del enemigo exterior. Lo mismo ocurriría tratándose de la formación de un tesoro o reserva financiera; pues los demás Estados lo considerarían como una amenaza y se verían obligados a prevenirla, adelantándose a la agresión. Efectivamente, de las tres formas del Poder: "ejército", "alianzas" y "dinero", sería sin duda la última el más seguro instrumento de guerra, si no fuera por la dificultad de apreciar bien su magnitud.

4. No debe el Estado contraer deudas que tengan por objeto sostener su política exterior.

La emisión de deuda, como ayuda que el Estado busca, dentro o fuera de sus límites, para fomentar la economía del país-reparación de carreteras, colonización, creación de depósitos para los eños malos, etc...-no tiene nada de sospechoso.

Pero si se considera como instrumento de acción y reacción entre las potencias, entonces se convierte en un sistema de crédito compuesto de deudas que van aumentando sin cesar, aunque siempre garantizadas de momento-puesto que no to