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ANTONIO CASERO

PEPA

Qué sé yo, el sino perro, las cosas, los disgustos, to ha influído.


ROSA

Bien sabe Dios que si yo lo hubiera sabío, vengo a verla, bien lo sabe Dios; tan joven, y tan guapa, y tan regodeá de la vida, ¡no semos ná!


PEPA

La desgracia no respeta clases.


ROSA

Calle usté, por Dios; vengo traspasaíta de pena; vamos, cuando me lo han dicho a eso de las cinco, me he quedao estupeflata, bien lo sabe Dios.—Que no, le dije al mío—que sí mujer—que no es posible—que te digo que la Carmen s'ha quedao ciega de la vista.


PEPA

¡Sí, hija, sí, ciega de la vista! ¡aquellos ojazos tan hermosos que fueron el encanto del barrio ya no brillan más!


ROSA

¿Y los médicos qué dicen? porque la habrán visto los médicos.


PEPA

Sí, ha dao esa casualidad; la han visto toas