CAPITULO IV
De esta manera, pasadas algunas noches de placer, un día vino a mí corriendo Fotis, medrosa y alterada, y díjome que viendo su señora cómo, con todas las otras artes que hacía, no le aprovechaba para sus amores, deliberaba aquella noche tornarse en un ave con plumas y así volar a su amigo deseado; por ende, que yo me aparejase cautamente para ver cosa tan grande y maravillosa. Así que a la prima de la noche tomóme por la mano, y con pasos muy sutiles, sin ningún ruido, llevóme a aquella cámara alta donde la señora estaba, y mostróme una hendedura de la puerta por donde viese lo que hacía. Lo cual Panfilia hizo de esta manera: primeramente ella se desnudó de todas sus vestiduras, y abierta una arquilla pequeña sacó muchas bujetas, de las cuales, quitada la tapadera de una y sacado de ella cierto ungüento y fregado bien entre las palmas de las manos, ella se untó desde las uñas de los pies hasta encima de los cabellos; y diciendo cientas palabras entre sí al candil, comienza a