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CAPITULO III
Cómo acabada la fiesta del dios de la risa, Birrena envió a Lucio a que fuese a cenar, y por estar afrentado no lo aceptó; y cómo después de haber cenado con Milón, su huésped, se fué a dormir, donde, venida su Fotis, le descubrió cómo su ama Panfilia era grande hechicera, y por su ocasión había sido afrentado en la fiesta de la risa. Y cómo Lucio le importunó que se la quisiese mostrar, cuando obrase los hechizos que la deseaba mucho ver.
En esto, he aquí un criado de Birrena que entró de prisa y díjome:
—Ruégate tu madre, Birrena, que vayas a comer con ella, como anoche le prometiste, que es ya hora.
Yo, como estaba amedrentado y tenía aborrecida también su casa como las otras, dije:
—¡Oh señora madre!, cuánto querría obedecer tus mandamientos, si guardando mi fe lo pudiese hacer, porque mi huésped Milón me tomó juramento por la fiesta presente de este dios de la risa que comiese hoy con él, y así estoy comprometido, que no me conviene hacer otra cosa, ni él se apartará de esto, ni consentirá que yo me aparte de él; por ende, dejemos para adelante la promesa del convite.
Estando yo hab'ando en esto, vino Milón y tomó-