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gozo so, que alcanzó y fué pagado del salario que ganó no por su industria y trabajo, sino por la pérdida y lesión de sus narices y orejas.

Como esto dijo, yo, espantado, luego me eché mano de las narices y trájelas en la mano; agarré las orejas y cayéronseme. Cuando vieron esto los que estaban alrededor comenzaron todos a señalarme con los dedos, haciendo gesto con las cabezas. En tanto que ellos se reían, yo, cayendo a sus pies como mejor pude, me escapé de allíy nunca después volví a mi tierra, por estar así lisiado, para que burlasen de mí. Así, que con dos cabellos de una parte y otra encubro la falta de las orejas. Y con este plañizuelo que traigo puesto en la cara, la fealdad y lesión de las narices.

Cuando Theleforon acabó de contar su historia, los que estaban a la mesa, ya alegres del vino, comenzaron otra vez a dar grandes risotadas; y en tanto que bebían lo acostumbrado, díjome Birrena de esta manera:

—Mañana se hace en esta ciudad, desde que se fundó, una fiesta muy solemne, la cual nosotros solos y no en otra parte festejamos con mucho placer y gritos de alegría al santísimo dios de la risa. Esta fiesta será más alegre y graciosa por tu presencia, y pluguiese a Dios que de tus propias gracias alguna cosa alegre inventases con que sacrifiquemos y honremos a tan gran dios como éste.

Yo entonces le dije:

Asno de oro
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